lunes, 15 de abril de 2013


7 “PETÚNIAS, CUERNOS E IMAGINACIÓN”

Las dos amigas están sentadas frente a frente en una cafetería del centro de Madrid, donde han quedado para tomarse unos cafés y cotorrear de lo suyo. Después de los besos y saludos de rigor…

-Hija, hoy te has vestido a oscuras. ¿Te has dado cuenta de que llevas un jersey plateado con rayas negras y tu falda dorada de pesetas? – Pipi llama pesetas a las lentejuelas grandes que adornan la falda de su amiga.- Vas efecto “urraca girl” total.- Se ríe con ganas.

- ¡Uy! No me había dado cuenta, bueno da igual. Tengo un problema.- dice Marta y está muy seria.

-¿Solo uno? Pues qué bien, debes de ser la única. Yo, personalmente tengo varios…..mira cómo tengo yo hoy el pie – y subiéndose el pantalón le muestra el empeine derecho - ¿Qué te parece? ¿Bonito no? Pues si te digo cómo me lo hice no te lo creerías jamás.

- Mmm….sí menudo cardenal. – Marta mira pero realmente no ve nada. Está cabizbaja.

- A ver, qué te pasa, dime.- Responde Pipisí comprensiva y dispuesta a escucharla y consolarla si fuese menester.

- Es Sinfo. Me ha llamado y quiere volver.

Pipi está anonadada. No es que le parezca descabellado que Sinforiano quiera volver con Marta, es que simplemente le parece inverosímil que su amiga esté considerando la posibilidad de volver con él después de lo mal que lo ha pasado con su abandono.

-Por supuesto le habrás dicho que no, ¿cierto? – responde casi irritada y aún con expresión sorprendida.

- Eh….no, le he dicho que me lo pensaría.- dice Marta y prosigue – Ya sabía yo que te ibas a enfadar conmigo. En realidad pensaba que sería mejor no decírtelo, pero luego llegué a la conclusión de que eso sería todavía peor. - Marta está avergonzada y mientras habla con su amiga se le van poniendo los mofletes de color guinda intenso e intenta mirar hacia otro lado que no sea directamente a los ojos enojados de su amiga.

- Marta, no me lo puedo creer. Tú, la psicóloga que es tan madura y sensata para aconsejar a los demás eres de lo más lerda para tus propios asuntos. No si cuando dicen eso de “en casa del herrero…” ¡Qué razón tienen! ¡Qué no me lo creo vamos! ¡Increíble!

- A ver, no es como tú te imaginas. Sinfo ha cambiado. Yo lo noto. La experiencia de haberme perdido ha obrado el milagro y además dice que está muy arrepentido.

- ¿Arrepentido de qué? ¿De haber sido un gilipollas durante toda vuestra relación, de haberte ignorado, de no haberte respetado, de haber abusado de tu generosidad, de haber traicionado tu confianza, o sencillamente de haberte puesto los cuernos? – pregunta como una ametralladora Pipi. Se queda casi sin resuello.

- ¡Qué exagerada eres! – contesta Marta.

Pipi no puede creer lo que está oyendo, es como si un ente absolutamente estúpido, además de ciego, sordo y patético haya poseído a Marta. Contrólate – piensa para sí – Así no llegarás a ningún lado. Estás hablando con Marta, una profesional de la mente humana, con lógica y razonamientos sensatos llegarás más lejos. Se da unos segundos para pensar. Ahora está más calmada y suaviza el tono de voz para volver al ataque.

-Marta, es verdad todo lo que te dicho antes sobre Sinfo, contéstame por favor, ¿sí o no?

- Sí, no lo niego, pero ya te he dicho que ha cambiado, que se ha dado cuenta de que me quiere y de que sin mí no puede vivir. Me ha dicho que me echa muchísimo de menos y que no puede dejar de pensar en lo que teníamos. Lo siente mucho Pipi, está arrepentido y yo le creo. – insiste Marta con cara de cordera degollada.

- Vale, entiendo que esté arrepentido y estoy de acuerdo en que, al menos para él, vuestra relación era de lo más conveniente.- Pipi está empezando a perder los estribos nuevamente, y termina gritando otra vez.- ¡¡Pero cómo no va a pedirte volver si contigo lo tenía todo, casa, coche, dinero, comida, amor, sexo y ninguna obligación ni compromiso por su parte según parece!! Sería infinitamente tonto si no quisiera recuperarte. Seguro que la otra le mandó a paseo en cuanto supo qué clase de tipo era.- dice sin aliento mientras mantiene cruzados los brazos sobre el pecho durante toda la perorata. Está enfadada de nuevo y no entiende cómo Marta puede estar tan ciega.

Tiene la extraña sensación de que hay algo más que Marta no le está contando; después de todo han crecido juntas y se conocen a la perfección. No tiene sentido. Aquí hay algo más…- piensa y está dispuesta a averiguarlo todo.

-¿Cuándo habéis hablado Sinfo y tú? No me habías comentado que os mantuvieseis en contacto. Pensé que todo había terminado entre vosotros.- y permanece a la espera, expectante.

- No habíamos hablado desde que rompimos. Me llamó ayer por primera vez para hablar conmigo y decirme todo esto que ya te he dicho, solo que…….bueno…….antes de que él me llamara recibí otra llamada, el día anterior y….bueno, eso es lo que me tiene un poco confundida la verdad…por eso te digo que tengo un problema.- Marta ahora habla como si estuviera algo compungida y apenada.

- ¿Quién te llamó? Venga suéltalo, tenías que haber empezado por ahí. Ya deberías saber que a mí no me puedes ocultar nada. Yo no soy tu terapeuta, soy tu mejor amiga que es mucho mejor boba y no te cobro por sesión.- Marta como todos los psicólogos también va al psicólogo, es ley de absoluto cumplimiento dentro del sector, y a juicio de Pipi la doctora de Marta no solo está como una cabra sino que alguien debería haberla internado ya en un pabellón psiquiátrico olvidado en un agujero muy hondo, haber cerrado la puerta con doble vuelta de llave y haberla tirado al Jarama. La llave, no la doctora. Sin embargo atendía una consulta y tenía pacientes.

- Me llamó Pilar y estuvimos hablando más de una hora.- dice Marta. Pilar es su prima, tienen la misma edad y siempre se han llevado muy bien. Salen mucho juntas y hasta comparten vacaciones de verano ocasionalmente. Pilar es actriz, pero como la profesión ahora no está para tirar cohetes y no hay muchas audiciones, por el momento trabaja de recepcionista en la consulta de un dentista. Pilar es especial, tiene una idea muy peculiar de la vida…es, digamos un espíritu libre, muy libre,….o mejor libertino,….o mejor ligera de cascos,…..que es muy puta vaya y se tira todo lo que se menea.

- ¡Ay madre! No me digas nada más. Sinfo se estaba tirando a tu prima Pilar.- concluye Pipisí con un pasmo de narices.

- Sí, pero no ha sido nada serio, me lo han dicho los dos y por separado. Solo fue un calentón que ha durado más de lo normal porque estaban confundidos, pero no ha habido sentimientos ni amor ni nada de eso. Es definitivo. Ya se ha terminado, Pilar ahora está con otro.- dice Marta.

- Sí ahora estará con su jefe el dentista, que lo tiene más a mano. Esto es increíble. Y tú has hablado largo y tendido con ambos y les has escuchado y seguro que les has dicho que les comprendes y que entiendes la situación. ¡Marta eres imbécil! ¡Te das cuenta de que Sinfo te ha estado engañando con Pilar! Antes solo te había puestos los cuernos tu novio, ahora estás mucho mejor, ahora también te los ha puesto tu prima. ¡Olé!- Pipisí está indignadísima, pero no con los culpables, sino con su amiga. Está empezando a tener dolor de cabeza.

- Mira, ya sé que puede sonar extraño, pero para empezar, no les guardo rencor.- Asegura.

- ¿Qué no les guardas rencor? Oye tú te estás tomando algo ¿A que sí? Porque, para empezar, deberías estar muy cabreada, con ambos; y para continuar deberías haberles colgado el teléfono a ambos; y para terminar deberías cortar cualquier relación también con ambos. Te han traicionado sin piedad. Esto no es un simple desengaño amoroso. Esto son dos personas horribles, egoístas e impresentables que te han hecho daño conscientemente y que no merecen que les mires a la cara por eso mismo.- a Pipi le duele la cabeza cada vez más y empieza a buscar las aspirinas que siempre lleva consigo en el bolso. ¡Es tan práctica!

- La doctora Campoamor me ha recomendado que escuche a mi petunia interior y que luego decida mi línea de actuación.- replica Marta convencida. Pipisí se ríe y contesta algo cansada ya.

- Tu doctora Campoamor, como su nombre bien indica, tendría que dejar las petunias en el campo y no meterse en los temas de amor de nadie ya que se equivoca de cabo a rabo, y ya que hablamos de rabos, debería haberte recomendado que le dijeras a Sinfo que vaya a meter el suyo a otro campo de petunias que el tuyo ya buscará otro jardinero que las riegue.

Marta mira fijamente a Pipi y ahora se ríen las dos a carcajadas. Se han puesto a imaginar campos enteros de petunias y a Sinfo con una manguera intentando regarlas todas. ¡Maldita imaginación!

-Martita te quiero mucho, tú lo sabes, pero en esto no puedo ayudarte más. Pienso que tienes la cabeza llena de aire ahora mismo y no ves todo lo que está pasando a tu alrededor y el mal que te han hecho los que se supone que más te quieren y protegen. Yo veo tu problema desde fuera y para mí no lo es, está más claro que el agua, yo en tu caso no tendría absolutamente nada que pensar.- Pipisí ha dicho su última palabra y no piensa añadir ni una más. Ahora se da cuenta de que además de la cabeza le duele horrores el pie. Y se toma el medio vaso de agua donde ha disuelto la aspirina efervescente.

- Vale, no hablemos más del tema. Te lo creas o no, me siento mejor ahora que te lo he contado y está bien, acepto tu punto de vista y meditaré en casa con tiempo y lógica todo lo hablado. Creo que será lo mejor. Siento haberte enojado, pero te agradezco que hayas venido y me hayas aconsejado Pipi.- Una Marta sonriente le coge la mano dulcemente y se la aprieta.- Yo también te quiero ya lo sabes.- comenta bajito.- Oye ¿Y tu pie? ¿Qué te ha pasado? Cuéntame.- Y vuelve a ser ella misma a los ojos de Pipi. Normalidad, por fin.

- Me parece bien. Cuando decidas lo que sea que decidas sabes que lo respetaré, aunque no esté de acuerdo.- y cambiando su expresión seria se prepara a relatar lo acontecido.

- No te lo vas a creer.- responde mostrándole otra vez el empeine derecho - No sé si te has dado cuenta pero además de un cardenal horrible tengo una herida no muy grande pero profunda.- y pone una expresión de dolor impresionante. - Pues, esto me lo hizo una caracola.

-¿Una caracola?

- Sí. Ya sabes que tengo varias caracolas alrededor de mi bañera. Las que compré en mi viaje a Barcelona.- aclara con petulancia por si acaso a alguien se le había olvidado – Pues hay una, muy bonita por cierto, que tiene muchas aristas y pinchos por todo el borde en la parte superior y hoy cuando estaba cogiendo mi toalla después de la ducha se enganchó la felpa en una de esas aristas y se cayó la caracola de golpe a la bañera con tan buena suerte que me dio en todo el pie con la arista más gorda y puntiaguda…….me cagué en todos mis muertos durante media hora te lo juro, no sabes lo que duele. Bueno, no le di mayor importancia, me froté el sitio un poquito y ya. Pero al rato se ha ido hinchando, hinchando y cogiendo este color morado berenjena tan feo y cuando miro con más detenimiento veo que sangro un poco y que tengo una herida bastante profunda….total, esto ha sido el ataque de la caracola gigante en toda regla…..y no sabes cómo duele…¿Tú crees que tengo que ir al médico o a urgencias? Igual tengo que ponerme la antitetánica o algo así. ¿Por una caracola te ponen la vacuna?- ella sigue y sigue mostrando su herida de guerra y contando muy seria cómo ha salido viva del ataque de la caracola mientras Marta se está desternillando de risa y desde hace un rato ya casi ni escucha lo que Pipi está diciendo.

Ahora solo está imaginando una enorme caracola llena de aristas atacando ferozmente en la bañera blanca a una Pipisí en bolas…..!Maldita imaginación!

 (continuará...)