miércoles, 15 de mayo de 2013





9 “¿CRISIS EXISTENCIAL?”

Cuando uno se plantea en serio demasiadas cosas, o pocas, o alguna, durante un mismo día y este hecho se repite a lo largo de días o incluso semanas o meses, se entiende que uno está sufriendo una crisis existencial. O eso dicen.

Pipisí está inquieta últimamente. No le duele nada, no es nada físico, no necesita ir a su médico de cabecera, (o de familia, como dicen ahora los que saben de esto) no necesita que le recete ningún medicamento, pero no está bien, siente que tiene otras necesidades. Todos en su casa lo han notado. Su situación no les preocupa aún, pero sí admiten que la misma ha ido “in crescendo”. 

Empezó un día cualquiera, no se sabe cómo, por no apetecerle hablar mucho. Esto, en sí ya es raro, teniendo en cuenta de que Pipi habla por los codos, tanto, que a veces, cuando sale con Mr. Perfect y otras parejas amigas a cenar, ella misma se da cuenta de lo mucho que habla porque literalmente de repente se agota y luego le da una vergüenza horrible porque cree que seguramente ha agotado al resto del personal también.

Claro que tampoco pasaría nada si solo llevara un día o dos en este plan. 

Después de más de una semana hablando lo justo y con Mr. P ya un poco mosqueado, Pipi ha empezado a levantarse tarde. No es exactamente que se despierte más tarde, no, sigue despertándose a la hora habitual. Simplemente no se levanta, coge su libro electrónico y se pone a leer por un buen rato ignorando los ruidos mañaneros de los dormitorios de sus hijas y de sus viajes al baño que comparten. Igualmente ignora los ires y venires de su marido, un tanto exagerados, del baño al vestidor y viceversa para luego, aunque no lo necesita, insiste en preguntarle cual moza coquetuela qué traje se pone hoy, y con qué camisa, y con qué corbata…

Durante uno de esos mismos días y dándose una vez más la misma situación dentro del dormitorio matrimonial….

-¿Bueno, y que traje me pongo hoy? Recuerda que tengo reunión con los americanos esta tarde y seguramente llegaré tarde. – dice con energía Mr. P.

Pipi suspira, deja el libro electrónico a un lado con desgana y mira a su marido que está contemplando la hilera de trajes ordenados por color y tejido. ¡Dios, no es tan difícil! - Piensa.
-Cielo…..de verdad…..tú solito sabes hacerlo, yo lo sé y tú lo sabes. No me preguntes todos los días lo mismo. ¡De verdad, si practicas lo suficiente, llega a ser hasta fácil y todo!

- Vale, ya sé que es fácil, y te aseguro que yo solito puedo hacerlo, pero es que tú combinas mis camisas y mis corbatas de una forma especial que a mí no se me ocurriría. Es…..¿cómo lo diría?……, tu toque especial.- Mr. Perfect sonríe y está usando su sonrisa atractiva esta mañana. Es un cabroncete.

- Sí, genial, mi toque especial. Lo único que yo hago es coordinar la ropa de una forma cromáticamente y climatológicamente lógica, nada más, algo que Ud. Sr. Perfecto puede hacer solito y sin molestar a mamá.- Pipi coge de nuevo el libro y le devuelve la sonrisa. Hala, a leer en paz.

- No me ayudas nada. Va mujer…, solo hoy..., te prometo que a partir de mañana lo intentaré yo y no te molestaré más. – Ahora pone ojitos, morritos  e intenta dar pena. Sigue siendo un cabroncete.

Pipi deja otra vez el libro sobre el edredón y poniendo los ojos en blanco finalmente se levanta de la cama. Va al vestidor y en un plis plas elige un traje azul oscuro, una camisa blanca impoluta y una corbata de seda fucsia. Se lo da por orden a Mr. P, se da la vuelta y diciendo: ¿Ves qué fácil? Se vuelve a la cama.

-Gracias. ¿Ves que fácil para ti? Has tardado cero tiempo y sin esfuerzo ninguno has conseguido la combinación perfecta. El azul marino el perfecto para hoy ¡sí señor!

-Azul petróleo.- Corrige Pipi sin mirar.- ¡Y claro que cuesta esfuerzo, me has levantado de la cama!

-¿Qué?

- Azul petróleo, no azul marino. El azul marino es más oscuro. Ese traje es azul petróleo.- Insiste ella.

- Ah, no lo sabía. ¿Ves? Esa es una prueba fehaciente de que eres infalible en esto. Muy poca gente sabría la diferencia, de hecho yo ni sabía que existía un color llamado azul petróleo.- Mr. Perfect está siendo muy amable. Realmente es todo un cabroncete. Atractivo, pero cabroncete al fin.

- Bueno, tampoco es para tanto y deja de darme jabón que te veo venir. Me va a dar igual, que lo sepas, mañana te preparas la ropita tú, hermoso.- Pipi le sonríe e intenta volver a su lectura. ¡Así no hay quien lea joder!

- No, no te estoy haciendo la pelota, no me malinterpretes. Estoy siendo honesto, esto del estilismo, como lo llamáis ahora, creo que se te da muy bien, es natural en ti, y si lo practicas conmigo pues eso que gano yo. ¿No? Es la verdad.

-Vaaaaale, te creo. Ahora déjame leer y vete a ganar mucho dinero por favor.- Replica Pipi un poco hartita del tema ya. Es muy agotador hablar tanto por la mañana temprano ¡Uff qué perezón!

Ya vestido, perfumado y todo guapo él, se queda mirando a su mujer. Se abre la chaqueta del traje y pone las manos en la cadera. Parece preocupado.

-¿Cuándo me vas a decir lo que te pasa?- Pregunta al fin.

-¿Eh? A mí no me pasa nada.- Pipisí no le mira, por si acaso flaquea.

- Eso es exactamente lo que decís todas las mujeres cuando pasa algo. Después de tantos años te conozco muy bien. A ti te pasa algo y quiero saber qué es. Tengo derecho a saberlo ¿No crees?- La cosa se pone seria, su marido ya no bromea. Pipi sabe que finalmente no va a poder leer más su libro. Lo apaga y se levanta de la cama.

- De verdad cielo no me pasa nada, te lo aseguro.- Pipi no quiere que él se preocupe. Cuando se preocupa por ella, Mr. P lo pasa muy mal.

- Pues no lo parece. ¿Tú te has visto estos últimos días? Estas decaída, no hablas con nadie, llevas días sin salir …

Pipi le interrumpe: - Sí que he salido.- He ido al súper.

-Eso no cuenta. Me refiero a salir con tus amigas. Y no quieres salir a cenar como antes….¿Qué te pasa? Dímelo por favor.- Su cara refleja su preocupación y es sincera.

-No sé cómo quieres que te diga que no me pasa nada, en serio. Solo estoy pensando, y para pensar necesito tiempo, calma y estar sola.- Dice por fin Pipi. Ella sabe que tarde o temprano tendrá que compartir su idea. Lo único que necesita es estar preparada y sobre todo segura de su decisión.- No quiero que te preocupes….

- ¿Pensando? ¿Pensando en qué?

- Pensando….solo eso, pensando en mis cosas, en decisiones que quiero tomar…en cambios que me apetece hacer…..no sé, en fin hijo pensando, en definitiva. ¿Tú no piensas nunca? - Pipi tiene la sartén por el mango.

- Naturalmente que pienso. Pienso todo el tiempo. Pienso en ti, en mí y en las niñas. Pienso en el trabajo y en nuestros planes, en las vacaciones, en la hipoteca…pero no abandono a mi familia cuando pienso. Tú sí.

-¿YO? ¿Pero cuándo os he abandonado yo? Perdona pero sigo aquí, y sigo alimentándoos y cuidando de mi casa y de vosotros. ¡Si tú a eso lo llamas abandono, mañana me voy al piso de la playa dos semanas a ver cómo lo llamas a eso! Yo lo llamo tiempo para pensar.- Está empezando a cansarse del supuesto papel que parece ser que tiene en su casa.- ¡Yo no soy de piedra no sé si lo sabes! ¡Y necesitaba desconectarme para pensar! ¡Solo eso! ¡No hace falta hacer tanto drama por unos días de quietud!- Pipisí sale del dormitorio y se dirige a la cocina. Necesita un café ya. – Oye, ¿Tú no tenías que irte al despacho? Es tarde.

-Ok, no voy a seguir discutiendo. ¿Y se puede saber en qué estabas pensando? ¿O es un secreto?- Dice él y la sigue hasta la cocina. Sí, se tiene que ir. Va a llegar tarde a la oficina y hoy no puede permitírselo, les visitan los americanos. Le fastidia tener que dejar la conversación a medias, pero no tiene más remedio.

- Pues en cosas importantes para mí. Cuando sea el momento ya las compartiré contigo no te preocupes.- Le dice ya delante de la puerta entreabierta y poniéndose sobre la punta de los pies le da un besito tierno.- Adiós. 

Es muy complicado pensar en paz. Pipi necesita investigar y buscar tanta información como pueda encontrar. Lleva mucho tiempo considerando varias ideas y no es fácil decidirse por completo sin tener todo muy claro. Podría ser fatal. Podría no ser bueno para ella. Podría costarle caro. Podría cometer un error. ¿Y si me equivoco? ¿Y si es muy tarde? ¿Y si hago el ridículo? ¿Ves? Es muy difícil y hay que pensar en todo. Si me dejan en paz podré tenerlo claro. 

Unos días más tarde, están los cuatro a la mesa cenando lasaña. Es el un plato favorito de toda la familia y el ambiente es el ideal, hay risas y bromas. Es raro que coincidan los cuatro a comer o a cenar en estos tiempos, entre los estudios, los empleos y los novios, estos momentos de familia al completo son escasos y valiosos.

Pipi ya lo ha decidido. Esta noche compartirá con su familia lo que tanto tiempo ha estado pensando. Su idea. Su resurrección particular. Su tratamiento personal.

-Familia, quería deciros que he tomado una decisión.- Comunica en calma, para luego mirar las tres caras sorprendidas y expectantes.

- ¡Madre mía! ¡Por fin! – Dice alegre Mr. P. Está muy interesado en saber de qué se trata. Después seguro que todo volverá a ser como antes y eso le pone muy pero que muy contento.

- Tras mucho pensar, he decidido que me voy a poner pecho.- Anuncia la madre. Se queda con los brazos cruzados sobre el susodicho y con cara de póquer esperando los comentarios de sus hijas y su marido al respecto. ¡Venga sorprendedme!

Olivia, la pequeña, grita: - ¿Sí, y qué más? ¿Y luego te pones unos piercings en las cejas y te haces puta ? – Siempre ha sido una niña muy impulsiva. ¡Qué lástima!

-Solo falta que me digas que también te vas a teñir de rubio platino. ¡Jajajaja! ¡Pero mamá! ¿Te has vuelto loca? ¡Qué podrías ser abuela! – Comenta la hija mayor, Alejandra, es más seria y sensata ella.

- Podría…pero no lo soy. Y no, no me he vuelto loca, ni me voy a hacer pilingui, no llegaría muy lejos por otra parte….y tampoco me voy a teñir de rubio platino, no tengo alma de rubia, ya lo sabéis. Solo quiero hacer algo por mí y para mí. Hace años tenía esta idea pero por una cosa o por otra lo he ido posponiendo. Ahora he retomado la idea, eso es todo.

- ¡Dios que susto me has dado! Pensé que se trataba de algo diferente. ¡Uff! – Dice sonriendo ahora Mr. Perfect – Casi he pensado que lo decías en serio.

- Lo digo muy en serio. Me ha tomado varias semanas decidirme, así que no lo tomes en broma. Quiero más y mejores tetas y punto.- Pipi se defiende.. Menuda es ella. Con lo que le ha costado decidirse a dar el paso.

- ¡Que conste que a mí tus tetas me gustan tal y como están!- Contraataca él.

- Pues a mí no, y creo recordar que son mías, no tuyas, así que la decisión es igualmente mía.

- Algo mío también son ¿no? Yo creo que puedo opinar al respecto y opino que me gustan así.- Insiste.

- Repito, no son tuyas, tú solo las tienes en cesión temporal para disfrute, que yo sepa.- Pipi se está hartando.

- Vale, puede que sean tuyas, es tu cuerpo y todo eso, pero aunque las tuviera mediante un subcontrato, subrogación, préstamo, cesión o como quieras llamarlo, me da igual, yo digo que las tetas se queden como están. Voto por un NO. ¿Y vosotras?

Olivia y Alejandra se han pasado el rato haciendo caras de asco y gestos de vómito. Siempre lo hacen cuando sus padres se besan o hablan de temas algo íntimos delante de ellas. ¡Son tan payasas a veces!

-Yo digo que no lo hagas. No te hace falta mamá, estás muy buena tal cual, siempre te lo digo.- Dice Olivia.

- Yo creo que tampoco. Además las tetas grandes ya no se llevan para nada….pero haz lo que quieras.- dice Alejandra. Ésta tira la piedra y esconde la mano. Muy lista.- ¡Por cierto, se me olvidaba! Llamaron de la óptica. Ya te puedes pasar a recoger las gafas, esas para ver de cerca. ¿Ves cómo eres una abuela?- Y va y se ríe la puñetera a mandíbula batiente.

- Cariño, las abuelitas con gafas para ver de cerca no se operan las domingas…..!Tienes cada cosa!- Dice él.
 
Se levantan todos de la mesa y empiezan a recoger los platos. Pipisí se queda un rato sentada. Le parece increíble, le acaban de decir que ni siquiera puede decidir sobre su propio cuerpo. ¡Y han votado! ¡Es el colmo! ¡Yo soy libre! - piensa - ¡Y si me da la gana de tener unas “super-hiper-mega-tetas” pues las tendré! ¡Faltaría más! ¡Y las luciré con mis nuevas gafas de abuela!...... ¡¡¡QUÉ NO SOY ABUELA TODAVÍA LEÑE!!!

 (continuará...)