10 “NI TANTO NI TAN CALVO”
A punto de aterrizar en Vancouver y la
vista desde lo alto de las nubes no podría ser más hermosa.
Pipisí está muy contenta de haber
aceptado acompañar a su marido en este viaje; generalmente no lo hace, ya que
implica quedarse mucho tiempo en el hotel de la ciudad de turno mientras él acude
a decenas de reuniones agotadoras, así que el poco tiempo libre disponible ha
de ser dedicado más al descanso que al turismo. Pero, en esta ocasión Pipi ha
hecho una excepción. En cuanto Mr. Perfect le propuso viajar con él a Canadá le
faltó tiempo para decir que sí muy emocionada. La diferencia entre este viaje y
los otros es obvia; primero, se quedarán un día más para disfrutar de la ciudad
y segundo, Pipi vivió allí durante un verano entero cuando era universitaria,
meses de los que guarda un magnífico recuerdo. Le encanta la idea de poder
recorrer de nuevo los mismos lugares donde fue tan feliz años atrás. Desde
luego no se ha olvidado de empacar un par de paraguas recordando que Vancouver
sigue siendo una de las ciudades más lluviosas del mundo.
Tras los controles aduaneros y demás
papeleos toman un taxi en dirección a su hotel. Está muy bien situado, para
poder tener acceso fácil a casi todos los puntos de interés para ella y al
centro de negocios para él. Además, Pípi ha tenido buen cuidado de que el hotel
esté a una distancia razonable de uno de los mejores centros comerciales de la
ciudad, donde también piensa pasar un buen rato paseando por sus tiendas
locales favoritas. Es genial tenerlo todo tan cuidadosamente planeado; cree que
no tendrá tiempo de aburrirse, literalmente.
La habitación está en el piso once y
las vistas son fabulosas. Mientras MP deshace su maleta y cuelga sus trajes,
ella observa el verde puente y la bahía a lo lejos, con sus blancos cruceros
dirigiéndose a Alaska llenos de gente en busca de aventuras. “Otro sitio dónde
tenemos que ir pronto, Alaska, desde aquí a tiro de piedra” – piensa – “además
cómo no se puede ir en verano por los mosquitos, el viaje no interfiere con las
típicas vacaciones de sol y playa, ideal.” Suspira contemplando tanta belleza y
se pone manos a la obra con su propia maleta.
Cenan ligero y después de dar un
pequeño paseo por los alrededores para estirar las piernas, vuelven a su
habitación y se disponen a dormir. Con una diferencia horaria de nueve horas, su
reloj biológico no deja de recordarles que, para ellos, son las mil. Duermen
insuficientemente y se levantan muy temprano, pero es lo que tiene el “jet
lag”. Pípi piensa que casi mejor no acostumbrarse al cambio horario porque en
viajes tan cortos, para cuando ya te vas aclimatando tienes que volver y otra
vez a empezar.
Desayunan en la habitación y se preparan
para su particular día en Vancouver, uno con corbata, traje y
maletín en ristre, la otra con ropa sport y calzado cómodo para caminar mucho. Se despiden deseándose
un buen día y parten a sus quehaceres con la idea de verse por la tarde,
descansar un rato en la habitación y más
tarde ir a cenar a un restaurante cercano muy majete y romántico que ella
conoce.
Transcurrido el día y Pípi está pletórica
cuando vuelve al hotel, se le había olvidado lo limpia que es esta ciudad. Tan
verde, tan interracial, con su sirope de arce y tan canadiensemente educados
todos. Satisfecha por haber pasado un día estupendo, aprovecha y se mete en la
ducha para disfrutar con tranquilidad del baño hasta que llegue Mr. Perfect
quien aparece media hora después cansado pero contento de cómo ha ido su día.
Las cosas han salido como esperaba, por lo que no se puede quejar, pero necesita
realmente descansar un poco antes de volver a salir. Se pone el pantalón del
pijama y se relaja tumbado en la cama mientras hace zapping por los canales de
la televisión. Pipisí sale del baño entre nubes de vapor y envuelta en una mullida
toalla blanca.
-Hola amor ¿Ya estás aquí? – pregunta
sonriente. Se inclina y le da un sonoro beso en los labios.
-Sí, hace dos minutos que he llegado.
Estoy cansadísimo, no veas. Mmmm, sabes a crema….- responde mientras observa a
Pípi entrar y salir del baño con diferentes cosméticos. - ¿También llevas crema
por todas partes o solo en la cara? Si quieres te ayudo a ponerte la crema
corporal.
- ¿Eh? – Pípi mira a su marido que le
está guiñando un ojo - ¿Perdona? No dices que estás cansadísimo?
- Ya sabes que para ayudarte nunca
estoy cansado……..- dice burlón entrecerrando los ojos.
- Menuda ayuda desinteresada la tuya….además
ya me he puesto crema, viciosillo y me tengo que secar el pelo.- Pípi va a lo
suyo y mentalmente hace repaso de lo que aún tiene que hacer – Creo que primero
plancharé mi vestido, así mientras se airea en la percha me seco el pelo – E
ignorando a su cachondo marido saca del armario la tabla de planchar y la abre.
Vuelve a por la plancha colocada en el altillo. El cable no está enrollado por
lo que Pípi sin mirar atrás camina en dirección opuesta y tira de él. De
repente, el cable que no es muy largo, acaba y cae volando cual péndulo el
enorme y cuadrado enchufe que le golpea pesadamente y sin piedad la parte baja
de su tobillo derecho (los que hayáis viajado a EE.UU., Canadá o Reino Unido
sabéis de qué estamos hablando).
-¡Ayyy! – grita Pipisí y se dobla toda.
Va cojeando hasta sentarse en el borde de la cama y se frota el tobillo con
expresión de dolor.- ¡Me cago en todo lo que se menea! ¡Maldito enchufe, vaya
leñazo me ha dado! ¡Aghh!
Su marido se ha levantado de la cama y
le sujeta el tobillo mientras lo examina. –No parece que sea nada grave, sólo
ha sido el golpe. Eso sí, te saldrá un guapo moratón.- Le masajea con mimo el
tobillo, y disimulando va subiendo por la pierna como quien no quiere la cosa.
Pípi le mira con ojos casi llorosos y expresión incrédula.- ¿Estás de broma no?-
Hombres..
Finalmente pasa la crisis tobillera y ambos
vestidos muy elegantemente salen a cenar. Una cena estupenda, el servicio
exquisito como siempre y la alta propina de rigor y obligatoria, como si de un
sablazo final de fiesta se tratara. Pípi nunca ha llegado a entender por qué
los clientes han de pagar la mitad del sueldo de los camareros con propinas que
no son, por otra parte, algo voluntario. Caminan las tres manzanas de distancia
hasta el hotel. Pipisí cojea ahora, ya no disimula delante de su marido.
Durante la cena el dolor del pie ha ido en aumento pero no ha dicho nada para
no estropear el momento, le hacía tanta ilusión volver a su restaurante
favorito, ha sido todo tan especial. El tobillo se ha ido hinchando por
momentos.
En la habitación, antes de irse a dormir,
se toma un fuerte analgésico con la esperanza de que el dolor remita y la
hinchazón baje durante la noche. A las dos de la mañana Pípi no lo soporta más,
las lágrimas, imparables empapan la almohada. Enciende la luz y apartando el
edredón contempla la monstruosidad en la que se ha convertido todo su pie. Igualito
que un enorme botillo leonés. Hasta los dedos parecen choricitos. Esto es
grave, tiene que despertar al bello durmiente. Cuando Mr. Perfect ve el pie de
su mujer se asusta enormemente y deciden irse sin más dilación al hospital más
cercano. En brazos hasta el taxi y en silla de ruedas después, entran en el
hospital. Enseñan el pie herido, aportan sus datos para el registro y los pasan
a una sala con varias camillas donde les visitará el doctor de guardia. Está tumbada
sobre una de ellas con su marido cogiéndole la mano cuando por fin aparecen un
joven médico y una enfermera.
Situémonos: media noche, hospital, conversación
íntegra en inglés por supuesto, no olvidemos que estamos en Canadá. Saludos
amables. Observación del miembro dañado. Miradas cómplices entre doctor y
enfermera. Lectura y relectura de ficha médica. Largo silencio. Sospechoso.
Doctor – Dígame ¿Qué le ha sucedido?
Aquí dice que se golpeó con una plancha en el pie derecho.
-Pues sí doctor, ha sido de lo más
tonto. Fíjese que yo iba a planchar un vestido y al coger la plancha pues el enchufe
me ha dado en el pie y luego se ha ido hinchando y me duele horrores - Písi
explica solícita los hechos con un pelillo de vergüenza. La situación es, como
poco, bastante ridícula. MP que no le suelta la mano intenta meter baza y
explicar su versión del accidente.
-Ha sido un accidente muy tonto doctor
pero cada vez le duele más. ¿Podrían darle algo para el dolor y comprobar que
no haya nada roto?- El médico mira al marido y después a la enfermera. Ésta se
dirige a Mr. Perfect y amablemente le pide que salga un momento ya que necesita
hacerle unas preguntas. Extrañado asiente pero frunce el ceño, mira un segundo
a Pípi, y acompañado de la enfermera sale al pasillo.
D-Vamos a ver. Ahora que estamos solos
cuénteme lo sucedido de verdad.- Y se apoya suavemente contra la camilla de
Pípi poniéndole una mano en el pie sano. Ella pega un respingo. ¡Madre mía ya
sé por dónde van los tiros!
-Mmmm, doctor yo le aseguro que eso es exactamente
lo que ha ocurrido. Me disponía a planchar un vestido para salir a cenar y al
coger la plancha del altillo del armario se me ha caído encima del pie. No hay
nada más que contar.- Pipisí está un poco angustiada y piensa ¡Cualquiera les
dice ahora que solo fue el golpe del enchufe. Mejor digo que se me cayó la
plancha encima por lo que pueda pasar!- ¿Me podría dar algo para el dolor por
favor?- dice poniendo cara compungida.
D-Si claro ahora le pondré una
inyección, pero insisto, es muy muy importante que me diga con exactitud qué es
lo que le ha pasado para poder ayudarla. Es bastante extraño que se le haya
caído la plancha en un pie….¿Han tenido alguna discusión hoy? Su marido no está
aquí ahora, no tiene por qué temer nada, nadie puede ya hacerle daño. Confíe en
mí.
-¡Por dios doctor! Le digo la verdad,
mi marido y yo no hemos discutido, estamos de vacaciones y todo está muy bien.
Hemos ido a cenar a un sitio super romántico esta noche. Le aseguro que no hay
nada más que contar, se lo ruego solo deme algo para el dolor y compruebe que
no tengo nada roto, mire el pie me palpita y está hinchadísimo- Pípi ya no sabe
cómo hacerle entender al gilipollas del médico que efectivamente las planchas
PUEDEN caerse encima de los pies de las personas que planchan. -¿Pero qué es lo
que tiene de raro? ¿Por qué no me cree?- pregunta apenada y bastante harta ya
de la situación. - Bromas aparte ¿Dónde está mi marido?
D-Bueno, tiene que entender que hemos
de asegurarnos que no ha habido ningún maltrato por parte de su marido y que
usted está segura. Es muy importante que nos diga exactamente lo sucedido. Su
marido está bien no se preocupe, mis compañeros solo le están haciendo unas
preguntas, es parte del protocolo.- Y acariciándole la cabeza a una sorprendida
Pipisí le dice complacido- Todo va a estar bien. Estamos aquí para ayudarla.
-¡Es que todo está bien! ¡Lo único que
quiero es que me curen el maldito pie de una maldita vez!- grita histérica- No
se invente historias donde no las hay doctor, no voy a contarle nada diferente
de lo que ya le he dicho simplemente porque no ha sucedido nada diferente.
¡¡¡Se me ha caído la plancha encima del pie!!! ¿Pero por qué no me cree de una
vez? Será mejor que me vea otro médico. ¡Quiero otro médico por favor!
Después de varias intentonas
infructuosas más por parte del doctor, parece que finalmente desiste en su
propósito de sacarle la supuesta verdad como sea. Suspira profundamente y tristemente
se da por vencido.
D-Bien, como quiera. No será necesario
que la vea otro médico. Vamos a hacerle una radiografía para ver que todo está
bien y le inyectaremos un analgésico fuerte para calmar el dolor. ¿Es usted
alérgica a algún medicamento?- Y con gesto grave se pone a hacer su tarea de
médico que es lo que Pípi esperaba desde un principio.
No ha visto a su marido durante al
menos dos horas. Horas en las que le han hecho dos radiografías, puesto la
famosa y dolorosa inyección y le han vendado el pie como si tuviera múltiples
fracturas y fuera una elefanta, pero se siente mejor. Al menos el dolor está
pasado. Aparece Mr. Perfect al fin. Está serio y parece muy cabreado. Ha venido
la policía y un agente, muy amablemente le ha interrogado durante más de dos
horas sobre lo sucedido con la famosa plancha de los cojones. El hospital les
ha llamado ante la sospecha de maltrato de género. Por lo visto es lo que dicta
la ley, a la menor sospecha, mejor ponerse en lo peor, valga la contradicción.
Está agotado, pobrecito, sin tener culpa de nada le han hecho pasar una noche
de perros. Eso sí muy amablemente, a la canadiense vamos.
Tras recibir varios consejos médicos,
una bolsa con analgésicos y recomendaciones varias a la hora de subirse al
avión con una pata chula, abandonan el hospital. Al salir se dan cuenta de que
ha amanecido y es un hermosos nuevo día.
Deciden volver a casa ese mismo día,
con un pie de esa guisa y en silla de ruedas es complicado hacer turismo. MP se
encarga de los trámites y en el aeropuerto la aerolínea les sorprende
asignándoles, por cortesía de la casa, dos asientos de primera clase para que
la señora esté más cómoda y no le moleste el pie herido. Agradecidos se
disponen a embarcar y una vez sentados en sus anchos y mullidos asientos Pipisí,
que sigue sintiéndose la mar de culpable, le coge la mano a su marido y la besa
tiernamente.
-Lo siento cariño, todo ha sido culpa
mía. Has pasado un rato horrible. Soy una patosa. Lo siento de veras.
- Cielo, la culpa no es tuya, ha sido
un accidente y los accidentes pasan. Es que simplemente la situación ha sido de
lo más absurda, hasta surrealista diría yo. Ahora sé cómo se sienten los que
son acusados injustamente y no es nada agradable te lo aseguro. Decir la verdad
y que no te crean es muy frustrante. Pero olvídalo, al final no pasó nada
grave. Ya volvemos a casa, ahora disfrutemos del viaje y recordémoslo como una
anécdota más.- Le devuelve el beso.
Pípi está contenta de que no haya
pasado nada grave pero tiene que reconocer que llegado un punto ha pasado
miedo. Miedo por su marido, miedo porque no le creyeran, miedo de las
consecuencias, en un país extranjero, por un accidente absurdo, porque coincide
que necesitas usar la plancha, porque alguien no enrolla el cable de una plancha,
por un ridículo enchufe que cae y golpea un pie. - ¡Joder!
Es increíble – piensa - en unos sitios
tanto y en otros tan poco.- Eso sí,Canadá es un país de gente muy amable.
(continuará...)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
deja tu comentario aquí